Todo está frío y oscuro. Después de que las bombas nucleares impactaran en sus objetivos y las ciudades, pueblos y bosques de los cinco continentes ardieran durante semanas, una densa nube de hollín ha oscurecido el sol. Las temperaturas han caído 27 grados y así seguirán durante al menos una década. Los escasos supervivientes que comienzan a emerger entre las ruinas radioactivas pronto envidiarán a los muertos.
Cuando la periodista de investigación estadounidense y experta en armamento y seguridad nacional Annie Jacobson (1967) se preparaba para el lanzamiento en España de Guerra nuclear: un escenario (Debate), el libro en el que describe con un nivel de detalle nunca visto los efectos de una guerra nuclear que abrasaría instantáneamente a miles de millones de personas, su propia casa estuvo a punto de arder en los incendios que azotan Los Ángeles. «Los bomberos nos salvaron en el último momento, pero vecinos y amigos lo han perdido todo», confiesa.
Jacobs ha entrevistado a toda clase de expertos, ha fatigado al Pentágono y reunido toda la información posible al límite de lo que podría haber dado con sus huesos en la cárcel por espionaje. Su libro imagina minuto a minuto una agresión norcoreana a Estados Unidos que desencadena una escalada nuclear imparable. «El mundo podría acabarse en un par de horas», advierte.
- ¿Por qué ha escrito un libro tan aterrador sobre algo, la guerra nuclear, respecto a lo que no podemos hacer absolutamente nada?
- He escrito ya seis libros sobre sobre guerras, armas, seguridad nacional y secretos militares. En cada uno de esos libros consulté a más de un centenar de fuentes de la CIA, el Pentágono y los archivos de todos los conflictos desde la Segunda Guerra Mundial. A menudo les preguntaba a mis fuentes por qué hicieron lo que hicieron. Y una respuesta común era: «Para prevenir la Tercera Guerra Mundial nuclear». En la primera administración de Trump, cuando el presidente y el Líder Supremo de Corea del Norte se amenazaban mutuamente con la guerra nuclear, yo no podía creérmelo. Era muy consciente por mis investigaciones de la devastación que algo así ocasionaría. Y pensé: ¿qué ocurriría si semejante retórica llegara a un punto de no retorno, si la prevención y la disuasión fallaran? El resultado es este libro.
- Explica que el gobierno de EEUU ha gastado billones de dólares desde los años 50 para prepararse para un escenario de guerra nuclear en el que todos sus gobernados habrían muerto. ¿Han tirado el dinero a la basura?
- Dejaré que los lectores juzguen sobre el dinero gastado. Y también les recordaré cuánto dinero se sigue gastando y presupuestando a medida que las naciones con armas nucleares modernizan sus arsenales para el siglo XXI. Es imposible no ver la carrera armamentista nuclear como el progenitor del complejo militar-industrial en los Estados Unidos. Una de las razones por las que logro que tantos funcionarios de alto rango hablen conmigo es precisamente porque les cuento esto. Fue el presidente Eisenhower quien nos advirtió sobre el complejo militar-industrial en su discurso de despedida, pero dijo algo más muy importante y menos conocido. Dijo que una ciudadanía alerta e informada puede equilibrar el complejo militar-industrial. Uso esa cita cuando les pido a estos funcionarios de alto rango que hablen conmigo. Les recuerdo que lo que hacemos como periodistas es ayudar al público a estar alerta e informado.
- ¿Por qué imagina una operación iniciada por Corea del Norte cuando en la actualidad la hipótesis más plausible es que la guerra nuclear la pueda desencadenar la invasión de Ucrania por Rusia?
- He descrito un escenario de guerra nuclear que debería asustarnos a todos, y hay muchos caminos diferentes para llegar a algo así. Pero les planteé una pregunta a muchas de mis fuentes: ¿qué os preocupa más? Y a menudo señalaban que, en realidad, Estados Unidos y Rusia tienen más de 75 años de experiencia sin luchar una guerra nuclear. Pero específicamente le hice la pregunta a Richard Garwin, el científico que inventó y dibujó los planos de la primera arma termonuclear. Tiene más de 90 años y ha asesorado a todos los presidentes desde Eisenhower. Le pregunté a Garwin qué le preocupaba más y me respondió: «Un líder deshonesto con un arsenal nuclear». Entendí que se refería a Corea del Norte.
- ¿Qué llevaría a Corea del Norte a suicidarse haciendo algo así?
- Bueno, de nuevo, cito a Garwin cuando me dijo que hay algunos líderes que no pueden imaginar el mundo sin ellos y simplemente no les importa. Sabemos que Corea del Norte se ha estado preparando para la guerra nuclear desde la década de los 50. Tiene el sistema más extenso de túneles subterráneos de cualquier régimen nuclear, según creen el Departamento de Estado y el Departamento de Defensa. No hay reglas para la guerra nuclear, pero hay reglas para prevenir la guerra nuclear. Y una de esas reglas es que muy específicamente anuncias tu prueba de ICBM [misil balístico intercontinental, por sus siglas del inglés] a otros, a tus vecinos. Corea del Norte no hace eso. Es profundamente peligroso. Pero quería dejar claro en el libro que nunca sabremos por qué Corea del Norte comenzó la guerra, porque a medida que llegas al final, las diferentes partes pierden toda la capacidad de comunicarse. Y entonces la historia se detiene.
"La idea de que la disuasión nuclear evitará la Tercera Guerra Mundial es una falacia"
- ¿Pero las armas nucleares no han evitado precisamente una Tercera Guerra Mundial?¿No cree que la amenaza de la guerra nuclear se utiliza de manera interesada para acabar con la política? ¿Tenemos, por ejemplo, que dejar sola a Ucrania porque Putin nos amenace con algo así?
- Después de asistir a reuniones y simposios con generales de la OTAN y altos funcionarios de la UE, y habiendo entrevistado a todas las personas de mi libro, puedo asegurarle que la idea de que la disuasión nuclear evitará la Tercera Guerra Mundial es una falacia. No, las armas nucleares no nos mantienen más seguros. Su sola existencia amenaza la nuestra y espero que un libro como el mío fomente discusiones al respecto entre la ciudadanía y entre nuestros líderes políticos y militares.
- ¿Es completamente imposible que alguien en EEUU se vuelva loco y apriete primero el botón?
- Incluyo en mi libro una entrevista con el ex Secretario de Defensa de los Estados Unidos, Bill Perry. Le pregunté si alguna vez se había planteado la posibilidad de lanzar un ataque nuclear preventivo. A pesar de ser un hombre mayor, de 90 años, y de reconocer que en su juventud podría haber pensado diferente, me explicó con mucha claridad que la respuesta era un no rotundo. El sistema de disuasión nuclear está diseñado precisamente para evitar ese tipo de iniciativas.
- Leía su libro mientras discutíamos en familia en qué lugar lo suficientemente alejado podríamos refugiarnos si las bombas comienzan a caer. ¿O una guerra nuclear es algo de lo que no se puede escapar?
- La guerra nuclear termina con 5.000 millones de muertos, según los mejores modelos de última generación. Dicho esto, uno de los autores de la teoría original del invierno nuclear, el profesor Brian Tomb, me confesó que los únicos lugares del planeta donde tal vez la especie humana podría sobrevivir serían Nueva Zelanda, Australia y tal vez la pequeña punta de Sudamérica, debido a la forma en que su agricultura podría sobrevivir potencialmente incluso durante un invierno nuclear. Nueva Zelanda, Australia, Chile... En fin, se trata de una porción muy pequeña del mundo.
- ¿La guerra nuclear supondrá la extinción de nuestra especie o sobrevivirán los suficientes humanos para reconstruir la civilización?
- Ya sabe, cuando después de la Segunda Guerra Mundial le preguntaron a Albert Einstein con qué armas pensaba que se libraría la Tercera Guerra Mundial, respondió: «No sé con qué armas se librará la Tercera Guerra Mundial, pero la Cuarta Guerra Mundial se librará con palos y piedras». Es sencillo: la guerra nuclear devolvería a la humanidad al estado de cazadores-recolectores. Hemos construido una civilización increíble. Y, sin embargo, como advirtió Einstein, todo podría terminar en cuestión de horas.
"Veo con esperanza que Trump se haya comunicado con Putin en sus primeras 48 horas como presidente, Biden no mantuvo el diálogo y eso fue extremadamente peligroso"
- En la ciencia ficción es popular la idea del arca, ya sea un búnker o similar, con un grupo de supervivientes seleccionados y todo el conocimiento para reiniciar la civilización? ¿Deberíamos invertir en algo así?
- Creo que deberíamos invertir en comunicación y seguir los pasos de Ronald Reagan, que, en realidad, empezó como un halcón nuclear. Reagan creía que más armas nucleares hacían a Estados Unidos más seguro. Incluso estaba considerando poner armas nucleares en el espacio. Y luego vio una película de televisión titulada El día después, que simulaba una guerra nuclear entre los Estados Unidos y la Rusia soviética. Y escribió en su diario de la Casa Blanca que se deprimió mucho. Como resultado, se acercó al enemigo, a la Unión Soviética. Contactó con Gorbachov y, en su mente, tomó la decisión de ver a Rusia no como el enemigo a destruir, sino como el adversario con el que puede que no estés de acuerdo, pero con el que debes intentar comunicarte. Y como resultado de aquella comunicación, el mundo pasó de las 70.000 armas nucleares que existían en 1986 a las 12.500 que tenemos hoy. Esa es la mejor arca. Ese es el mejor búnker.
- ¿La nueva presidencia de Trump nos acerca la guerra nuclear o nos aleja de ella?
- La guerra nuclear no puede ser un asunto partidista. Todos vamos a morir. Lo que defiendo, como he comentado antes, es que la comunicación es el componente más importante de la desescalada. Encuentro un optimismo y una esperanza extremos en que una de las primeras cosas que ha hecho el presidente Trump en sus primeras 48 horas de su segundo mandato ha sido comunicarse, aunque fuera por un tuit, con Vladimir Putin. El presidente Biden no estableció ninguna comunicación con Putin desde antes de la guerra en Ucrania. Eso fue extremadamente peligroso. Yo siempre voy a intentar inclinarme por el optimismo y la esperanza porque la alternativa, como sabemos por el escenario de guerra nuclear, es profundamente sombría.
GUERRA NUCLEAR: UN ESCENARIO
Editorial Debate. 416 páginas. 22,70 euros. Puede comprarlo aquí